domingo, 18 de junio de 2017

Día 19. Junio 18.



Día del padre. Hoy fue el día del padre y estuve con el pequeño Felipe y con Nicolás o "Nanu", como le dice Pipe, que quiere decir hermano. Solo podría pedirle a la vida hoy que mi viejo bajara a visitarnos un rato.

Anoche al pequeño Felipe le funcionó la leche de cabra y durmió sin tanta tos. Le dio un poco de frío en la madrugada y se me arrunchó, pero de verdad descansó. Yo no tanto, porque las maniobras de contorsión para poder dormir con Pipe para darle el espacio que se toma, son complicadas. A las seis de la mañana ya estaba despierto, esperando a que la puerta se abriera para ir a darle una vuelta a la finca para ver los animalitos. A las seis y media ya estábamos con mi hermana en el potrero de las ovejas y las llamas, y de regreso, pasamos por donde las gallinas y los patos. A Pipe los animalitos lo emocionan, le encanta ver cómo se mueven, qué ruidos hacen y a qué se le parecen. Por ahora las ovejas son de la familia de los caninos para él. A las gallinas apenas las está conociendo. Sabe que son "paos" como le dice a los pájaros pero no se explica por qué no vuelan.

El pequeño Felipe disfrutó los paseos por los prados y nos echamos un par de veces sobre la hierva solo para sentir su textura. Me encanta cómo se transforma en estos espacios. El campo le sirve para renovar el espíritu y para sanar las aflicciones del cuerpo. O al menos para eso me sirve a mí.

La mañana se nos fue en dar esos paseítos cortos alrededor de la casa para ver a las gallinas y para consentir a los perros. Pipe ha estado mucho mejor de la gripa y yo también me sentí menos apestado. Al filo del medio día llegó para acompañarnos mi hermano Luis con su esposa. El plan del día del padre fue de asado y mi cuñado, el esposo de mi hermana, es parrillero experto. Mientras se cocinaba el asado a Pipe le dio sueño y me pidió un tetero. Me acosté a su lado para velarle el sueño y se quedó profundo. Durmió más de tres horas. Se despertó pasadas las tres de la tarde con hambre y se tomó una sopita de vegetales, comió algo de carne y una mazorca, que le encanta.

El bebé estuvo activo toda la tarde, corriendo de un lado a otro, sonriéndole a sus tíos, a su "nanu" y a sus primos. El ánimo se le subió, la enfermedad se le bajó. La deducción lógica es que este baño de campo, de verde y animales le hacía falta.

Pensé que con la dormida que se había pegado en la tarde la acostada por la noche iba a ser complicada. Pero no, a las siete y media ya estaba otra vez bostezando y listo para dormir. Lo empiyamé rápido, le di el tetero, el jarabe para la tos y antes de las ocho ya estaba durmiendo. Creo que quemó tanta energía y que la tranquilidad es tal acá, que dormir es un buen plan para él.

Hoy fue un día lindo y emotivo para mí. Ver a mis dos hijos conmigo es el mejor regalo que puedo tener como padre. Los dos de generaciones tan distintas y siento que aún se están conociendo, se están acercando, se están comprendiendo y están descifrando como crecerá su relación con el tiempo y la distancia que pronto se nos viene. Es un enigma, pero por hoy, con que los dos estén a mi lado, soy más que feliz.

Bueno, hoy estoy un poco más descansado pero las palabras no me están fluyendo con la solvencia que me permite hacer reflexiones mientras cuento las historias. Pero supongo que como en todo, hay unos días más productivos literariamente que en otros. Por lo pronto, concluyo así el día 19 de este diario que va avanzando indefectiblemente a su fin.

Muchas gracias por leerme y por compartir este recuento de vivencias con el pequeño Felipe que crece día a día mientras yo trato de construirle estos momentos a través de las letras que dejo acá plasmadas. Tengan una linda noche. Hasta mañana.


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