viernes, 16 de junio de 2017

Día 17. Junio 16.



La noche del pequeño Felipe no fue tan tétrica como imaginé. Tuvo pequeños abscesos de tos pero no entró en crisis. Yo no pude dormir muy bien, porque toda la noche estuve pendiente de los ruidos que hiciera Pipe y concilié el sueño de a raticos. Me tenía preocupado esa tos.

En la mañana se despertó de buen ánimo, como todas las mañanas. De todas maneras la tos persiste y eso no me gusta porque el clima de Bogotá realmente no ayuda. Cambia cada cinco minutos y eso acalora y enfría a los niños, que es lo que finalmente desencadena sus enfermedades respiratorias. Como ayer, también lo desvestí al lado de la ducha para que no le entrara frío y lo saqué envuelto con dos toallas. Siento que todavía tiene sus pulmones y bronquios muy débiles. Pero me tranquiliza que al menos anoche durmió relajado.

Lo llevé al jardín y pedí que lo mantuvieran abrigado todo el día y que por favor no lo fueran a sacar. Yo regresé a la casa y dormí un rato, porque también empecé a sentirme enfermo. Me duele la garganta y los mocos empiezan a fluir. La gripa también viene para mí, y no la quiero dejar avanzar, entonces preferí reposar.

A las tres pasadas recogí a Pipe, porque teníamos una magnífica invitación para ir a un "little gym". Es la primera vez en mi vida que escucho sobre algo así, pero me llamó la atención, porque después de divercity descubrí que el mundo entero se puede construir para niños y sin duda funciona. Nos invitó una amiga mía de adolescencia que ahora tiene una bebé preciosa. Éramos vecinos en el barrio pero solo nos conocimos cuando yo ya me iba a ir. Era en Nicolás de Federmán, para mí, el mejor barrio de Bogotá y al que mi hijo mayor le debe el nombre.

Llegamos casi media hora antes a la clase. El tráfico fluyó sin problema y nos rindió. Faltando diez minutos llegó mi amiga Giovanna con su pequeña Francesca. Para entrar al "little gym" nos debíamos quitar los zapatos los niños y los papás, porque el lugar en donde queda el gimnasio está lleno de colchonetas y el piso es también acolchado. El pequeño Felipe iba invitado como "espectador", es decir, que podía entrar al gimnasio y mirar a los niños, pero no podía participar de las actividades porque los niños inscritos ya llevan una rutina y unos avances. El pequeño Felipe cumplió a cabalidad con su rol de espectador. No tenía la más mínima intención de participar ni de alejarse de mí, pero miraba con atención todas las actividades que desarrollaban los demás niños.

Cuando se acabó la rutina de los demás chiquitos, Pipe se fue a dar un paseo por el gimnasio y las máquinas. Dio botes en las colchonetas, subió y bajo las rampas, intentó colgarse de las barras, y saltó uno que otro obstáculo. Disfrutó ese tiempo. Mientras tanto, yo conversé con Giovanna sobre los casi 20 años que no nos sentábamos a conversar. La última vez que la vi fue en una misa en la que se conmemoraba un mes del fallecimiento de su papá, don Franco, un italiano de pura sepa de sonrisa grande y un gran carisma. Habíamos conversado un par de veces de cosas puntuales, pero no habíamos recabado en nuestras vidas. Esta fue la oportunidad. Y fue lindo verla de nuevo, saber que ya tiene una familia y planes, y que bueno, que quizás vamos a volver a vivir cerca en un futuro próximo. No en el mismo barrio, pero al menos en el mismo continente.

Pipe salió cansado, pero contento. Lo subí al carro y se quedó dormido al rato. El trayecto era corto, entonces no pudo dormir bien. Cuando llegamos a la casa intenté darle la comida pero presiento que le está doliendo la garganta y no la pasó fácil. Me recibió unas pocas cucharadas y no quiso comer más. Entonces decidí darle una compota, que es mucho más suave y se digiere más fácil. La compota se la comió toda, entonces supe que el problema no era de apetito sino de dolor, lo que me dio un poco de serenidad, porque si Pipe deja de comer, es porque algo delicado le está pasando. Ahora sé que debo cuidar su garganta.

Hoy también se durmió rápido, pero no ha tenido un sueño tranquilo. Ya se despertó una vez y fui a consentirlo un rato, mientras escribía esta entrada. No tiene fiebre pero está mocoso. Parece que la gripa por fin le está fluyendo. Prefiero que sea así. La tos seca es mal síntoma y se complica si los fluidos no empiezan a correr. Al parecer el pequeño Felipe tiene gripa y por lo menos ya sé cómo lo debo cuidar. Espero que el aire puro del campo, las infusiones de eucalipto y estar bien abrigado, le mejoren la salud. Este puente nos iremos de paseo cerca de El Rosal, a la finca de mi hermana, y espero que estar distraído con animales que no ve usualmente le suba el ánimo y le mejore la salud. Ya les estaré contando.

Bueno, esta no fue una semana fácil. La tos del pequeño Felipe nos ha tenido en vilo pero afortunadamente no ha sido tan grave como para tener que correr a la clínica. Solo espero cuidarlo bien estos tres días que vienen para que el martes siga su rutina bien, sanito, contento, como espero que esté hasta el día 128.

Muchas gracias por seguir leyéndome. No es fácil para mí mantener la constancia y la disciplina, dos atributos que no me caracterizan. Pero esto es un reto personal y una terapia para sobrellevar la situación. Y hasta ahora está funcionando. Muchas gracias de verdad. Feliz noche.



No hay comentarios:

Publicar un comentario