martes, 6 de junio de 2017

Día 7. Junio 6.


Hoy estoy exhausto. Y el pequeño Felipe dormido. La de anoche fue una noche difícil. Pipe se despertó a las 2:30 am un poco indispuesto y a las 4:30 am de manera definitiva. Yo casi nunca me duermo antes de las 12 de la noche y no duermo durante el día porque tengo un sueño muy liviano. Al frente de mi apartamento pasan toda clase de vendedores ofreciendo su mercancía por megáfono. Es imposible dormir al son de los gritos de ¡aguacate! ¡la mazamorra! ¡compro libros! ¡compro chatarra! y ¡la fruta fresca recién traída de Pacho Cundinamarca dulcesita como la miel. La piña es tan grande como la cabeza de mi suegra!. Imposible. Entonces dormí solo cuatro horas mal dormidas.

Ahora estoy escribiendo por inercia y con la tristeza de que Pipe aún no se recupera del todo. Sigue de buen ánimo, pero la diarrea no cede. No es tan profusa como ayer, pero aún no para. Entonces lo sigo hidratando y come bien, lo que me da la tranquilidad de que está estable. Pero si no amanece mejor, la clínica nos espera. Mala cosa.

La jornada en la mañana no tuvo mayor novedad. Pipe se quedó tranquilo en el jardín y lo siguieron cuidando para que no se deshidrate. Pero hoy la estadía fue corta porque las maestras tenían problemas con el transporte porque la ciudad estaba colapsada por los paros. Los paros, que son esos ciclos de demandas al Estado desde diversos sectores de la sociedad que se sientan con el Gobierno para que les prometa ahora y les incumpla después, lo que genera un nuevo paro por el incumplimiento y así por los siglos de los siglos amén.

Nos pidieron recoger a nuestros hijos más temprano. Yo pasé por Pipe a las 2:00 pm y se alegró de verme. No había tenido un buen día. Se siente decaído y débil. Se me recostó en el hombro y lo metí al coche. Hoy el plan era comprar las frutas y las hortalizas. Nos fuimos al surtifruver y compré todas las frutas prohibidas. A Ángela no le gustan la mandarina y la papaya y hoy por fin pude darme el lujo de comprar esas frutas. Creo que es la cosa más perversa que he hecho desde que ella se fue.

Llegamos a la casa a eso de las 2:30 pm y por fin nos pudimos comunicar con Ángela por el Skype del celular. Señal perfecta e imagen mejor. Por fin pudo ver bien al pequeño Felipe, sin pixelada ni voz en 33 rpm. Pipe disfrutó más la virtualidad. No lo angustió. Se quedó mirando atento lo que le decía su mamá de una manera relajada mientras se bajaba un jugo de maracuyá. Ángela también lo disfrutó porque lo pudo ver bien, completo y sonriente. Es distinto cuando la tecnología funciona bien. No está uno dándole golpes a la pantalla del computador como se hacía con los televisores de antaño, que así funcionaban. Además mi computador ya parece un televisor de antaño y se desbarata a pedazos.

Pasadas las tres llegó una gran amiga con su tía para traerme la invitación de su matrimonio. Felipe se alegró de ver más gente. Aveces le aburre ver mi cara todo el tiempo y aunque está muy apegado a mí, le hace falta socializar con más adultos. Y esta fue una buena oportunidad. Además tiene el toque para despertar el sensor de la ternura de las mujeres. Tiene una carita dulce y eso derrite a cualquiera. Especialmente mujeres. Hizo la visita, se lució un par de veces regando los cojines de los sofás y se despidió como todo un dandy en la puerta. La foto de hoy la tomó Magda, mi gran amiga.

Le di la comida y la recibió de mala gana pero comió bien, casi todo. Lo empiyamé y lo acosté pasadas las seis, porque además de débil tampoco había dormido bien. Un niño es como los koala. Permanecen más tiempo dormidos que despiertos y así debe ser.

Hoy fue un día difícil por la salud del pequeño Felipe. Justo hace un par de días me alegraba de lo bien y saludable que estaba. Y bueno, ahora se puso mal y eso me baja la nota terriblemente porque se le nota que quiere estar bien y procura mantener el ánimo arriba. Si se achanta, si baja la guardia, necesitaré acudir al médico. Mientras coma, beba y sonría, puedo manejar la situación.

Cuando se fue Ángela empezó este conteo regresivo. Siempre decíamos "solo serán cuatro meses y unos días" para darnos contentillo. Bueno, hoy pasaron esos días. Ya solo nos faltan cuatro meses. En días parece mucho, en semanas no tanto y en meses parece como si el tiempo pudiera volar. Mañana serán tres meses y unos días. Y esos días también pasarán como pasarán las semanas y los meses. Y yo seguiré escribiendo, cansado o no, porque además este es un reto personal de resistencia. Un reto de 128 días con sus noches que Felipe podrá leer un día y saber cuánto crecimos juntos.

Feliz noche. Oren por favor a sus deidades para que el pequeño Felipe se mejore. Yo le rezo al Dios que me inventé.

Gracias. Hasta mañana.










2 comentarios:

  1. Dios de los cielos y la tierra Jehova lo guarde y le de salud al monito bello 😗. Y animo Felipe! 😂

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    1. Muchas gracias Yodalis querida. Todo va mejorando gracias a tu Dios, al mío y a todas las deidades que invocaron. Muchas gracias de verdad. Un abrazo fuerte para ti.

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