jueves, 13 de julio de 2017

Día 44. Julio 13. Faltan 84 días.


Pipe se despertó muy temprano esta mañana. A las cinco y media estaba conversando solo. Hoy no me llamó. Solo lo escuché refunfuñando y entré a su cuarto para ver qué estaba haciendo. Me pidió el tetero y como hace un par de días, me lo recibió acostado y me pidió que le echara la cobija encima. Siguió haciendo pereza en su cuna. Yo aproveché entonces también para hacer pereza un rato, esperando a que me llamara para sacarlo de la cama, porque sabía que no iba a seguir durmiendo. A las seis de la mañana gritó "holaaaaa" lo que quería decir que ya era hora de alzarlo y traerlo para mi cama. Lo recosté en el lado en donde duerme Ángela y organizó las almohadas. Me pidió que le prendiera el televisor y apenas lo prendí se fue para el cuarto de los juguetes.

A las seis y media le alisté la ropa y le preparé el agua para bañarlo. Nuestro día empezó normal, como los últimos días, sin mayor novedad. En el desayuno Pipe volvió a ver a su mamá por Skype y conversaron un rato. Le puse su delantal y la chaqueta y decidí llevarlo en coche aprovechando el clima. No fue una mañana fría y él disfruta el paisaje cuando lo paseo en su coche.

Lo dejé con su profe y regresé a la casa para almacenar agua porque anunciaron un corte en el servicio a partir de las diez de la mañana. Almacené agua como para una apocalipsis zombie. En baldes y ollas y además herví agua para Pipe como para una escasez de desierto. Soporto la falta de cualquier servicio público menos la falta de agua. La falta de agua me angustia, de antemano me siento sucio y sediento, solo con saber que van a cortar el servicio.

En la mañana leí un rato largo, al medio día conversé con Ángela y por la tarde organicé documentos. A las tres y media la directora del jardín mandó un SOS porque el corte de agua fue en todo el sector y se estaba quedando sin tanque de reserva. Entonces los padres debíamos ir por los pequeños para sacarlos temprano y así intentar no acabar con toda la reserva de agua del jardín. A las cuatro fui por Pipe y lo traje en el coche. Nos vinimos despacio, relajados, estaba haciendo un buen día. En la casa aprovechamos que aún era temprano para jugar un rato. Pipe tiene un trensito en el que monta y hace muchos ruidos. Dice letras, colores, saluda, se despide y creo que en las noches con tinto conversa con el resto de los juguetes. Pero se quedó sin pilas y eso tenía frustrado al pequeño Felipe. El tren mudo lo tenía supremamente estresado. Entonces le puse pilas y la cara de Pipe cuando lo vio resucitar fue más que sublime. Le salió una sonrisa enorme y me miró sorprendido porque sin más ni más el tren había decidido hablarle de nuevo. Le dio palo toda la tarde hasta que nos sentamos a cenar. La noche transcurrió sin novedad y Pipe se quedó dormido abrazando su tetero.

Hoy fue un día tranquilo. Solo que ahora no sé qué hacer con toda el agua que almacené porque los tanques de reserva del edificio aguantan para dos días y el corte solo es por 24 horas. Ya lavé la loza a totumadas para aprovechar todo el líquido que guardé. Hay que aprovechar cada gota.

Bueno, por fin me pongo al día con el diario. Muchas gracias por seguir con atención esta historia que ya pasa de su primer tercio. Los días van pasando y el momento del reencuentro se está acercando.

Feliz noche.


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