jueves, 13 de julio de 2017

Día 43. Julio 12. Faltan 85 días.


El día 43 transcurrió con toda tranquilidad. El nanu ya se había ido y de nuevo compartimos la noche solos el pequeño Felipe y yo. Pipe ha tenido noches serenas durante toda la semana y sus días en general han sido normales, rutinarios y serenos. Después de un comienzo azaroso por las enfermedades que le dieron al pequeño Felipe, su salud se ha estabilizado y con ello su ánimo. Además, poco a poco hemos ido adoptando itinerarios que nos han permitido sobrellevar los días de manera natural. Siento que él sabe cómo es el orden de las actividades, tanto en la mañana como en la tarde, y eso ha hecho fluir la convivencia entre los dos con mucho compañerismo, complicidad y amor. Si bien Ángela nos ha hecho mucha falta y sin duda con ella todo es más sencillo, hemos aprendido a vivir juntos y a construir nuestros días de la mejor manera. A él se le ve feliz y yo poco a poco voy asumiendo este rol que va mucho más allá que el de un cuidador. La paternidad tiene muchos más matices que yo no había explorado desde que se me creció Nicolás. Y con Nicolás no era tan consciente de lo que estaba haciendo, actuaba y hacía las cosas y ya. Ahora estoy pasando por un proceso reflexivo mucho más detenido y mucho más profundo que me ha permitido comprender estos dos capítulos de mi vida, en retrospectiva, lo que viví con Nicolás, y en perspectiva, lo que estoy viviendo con el pequeño Felipe.

En fin, la mañana de transcurrió sin sobresaltos y el pequeño Felipe pudo ver a su mamá de nuevo durante el desayuno. Él intenta interactuar con ella, le muestra cosas, le hace muecas, la manda besos y al final se despide con un sonoro "taoooo" que quiere decir chao. Sin embargo, se nota que la virtualidad se queda corta para los dos. A Ángela le queda faltando poder sentirlo, poder abrazarlo, poder consentirlo y el pequeño Felipe aún no entiende bien por qué su mamá sigue detrás de una pantalla. Pero es claro que se ha adaptado mejor Pipe que Ángela. Él ha vivido su proceso cada vez más aplomado y tranquilo. Ángela está cada vez más ansiosa por verlo y por apapacharlo. Lo cierto, es que el tiempo corre a favor para los tres.

Yo regresé a la casa y la pobre Doris aún no había llegado. El tráfico cada vez se le complica más y ella viene desde muy lejos. La esperé porque yo tenía que salir a hacer algunas compras. Decidí no hacer mercado sino que voy reponiendo lo que se va agotando. No quiero quedar con sobrantes cuando llegue el momento de partir. Prefiero medir los gastos y el consumo simplemente para tener lo indispensable. Doris llegó al filo de las nueve y yo salí para hacer las compras. Regresé pasadas las diez y estuve hablando con Ángela un rato. La tarea de conseguir vivienda en nuestro destino no ha sido fácil pero afortunadamente aún queda tiempo para conseguir.

Doris hizo almuerzo y cocinó un manjar que creo que no comía desde mis época en el colegio, es decir, hace muchísimo tiempo: Espaguetis con pollo. Ya había olvidado lo rico que sabe algo tan sencillo. Volví a mi infancia por un momento y disfruté cada bocado. En la tarde estuve leyendo y a las cinco en punto fui a recoger al pequeño Felipe. La historia se repitió. Estaba entretenido jugando y no quería que yo me lo llevara sin que él terminara de jugar. Mientras tanto, la profe me contaba que había encontrado su media mitad en el jardín. Una niña de su misma edad con la que se la pasa. Comparten el tiempo, los juguetes y se cuidan el uno al otro. Yo los pude ver jugando juntos y de verdad se siente la empatía que hay entre ellos dos. Es la única compañerita que tiene la misma edad de Felipe, que hasta ese momento estaba en un limbo con el resto de sus compañeritos que eran o más grandes o más pequeños. Me enterneció mucho verlo socializando con tanta confianza y me encantó ver cómo se comunicaban sin hablar, como si hubieran construido su propio idioma.

La tarde también transcurrió sin mayor novedad. Juguito con galletas al llegar, cena con el capítulo de la colmena feliz y la empiyamada lenta y juguetona como le gusta a Pipe. Pero finalmente cayó redondo con su tetero pasadas las siete de la noche.

En este día se cumple un tercio del tiempo que nos separa de Ángela. Estamos mucho más cerca y el tiempo pasa cada vez más rápido, aunque aveces la ansiedad nos hace sentir como si el reloj se detuviera. La convivencia con el pequeño Felipe ha generado dinámicas de manera natural que nos han permitido sobrellevar esta situación de una manera cada vez más rutinaria y segura. A ustedes, muchas gracias por continuar con este hilo. Sigo atrasado un día pero ya estoy en la tarea de avanzar con el día que tengo pendiente.

Que tengan una feliz noche.



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