jueves, 3 de agosto de 2017

Día 65. Agosto 3. Faltan 63 días.



Hoy tuvimos un despertar muy tempranero. A las 4:50 am el pequeño Felipe se despertó inquieto, llorando, como no lo hacía hace mucho tiempo. Y llamando a su mamá. Mi teoría, que se la he dicho a Ángela, es que el pequeño Felipe al sentir la ausencia de su madre se programó para extrañarla un tiempo con la certeza de que la volvería a ver en ese lapso. Y lo que siento es que a Pipe se le está pasando los días, más de los que esperaba, por lo cual está entrando en una etapa de melancolía y nostalgia al ver que amanece cada día y aún no puede sentir a su mamá. Y eso es complicado porque aún nos queda la mitad de este trayecto, lo que quiere decir que para Pipe el tiempo se va a duplicar sin ver a su mamá.

Y es que Pipe de un tiempo para acá ha manifestado de muchas formas que su mamá le hace falta, algunas muy directas, como cuando suena el timbre del apartamento y me pregunta si es ella y otras más sutiles, como cuando lo regaño y me abraza y me dice "mamáaaaaaa". También se le han incrementado los berrinches y las rabietas. El pequeño Felipe no es muy pataletudo, pero desde hace unos días me hace pataletas cuando algo no le sale bien. Yo aveces me dejo contagiar de su mal genio y me pongo de mal genio también, otras veces me da pesar y lo abrazo para ver si se le pasa y otras simplemente lo ignoro hasta que se le pasa, porque las otras dos no funcionan. Pero afortunadamente sigue bien de salud y aparte de estos episodios de melancolía, que tampoco son constantes, de ánimo está bien.

A las seis de la mañana le pedí a Ángela que nos llamara por Skype para que Pipe la pudiera ver. Si bien no disfruta mucho ver a la mamá por el celular, sí lo tranquiliza y le alegra el semblante. Eso me permite avanzar en la mañana sin que esté triste. Porque verlo triste me entristece también a mí. Porque no hay nada más triste en el Universo que un niño triste.

La mañana transcurrió sin más novedad. Los dos estábamos somnolientos por la hora en que nos levantamos. Aproveché el día soleado para pasearlo en el coche hasta el jardín y para que el aire fresco nos relajara un poco. A los dos.

Lo dejé en el jardín y regresé para hablar con Ángela. Hoy hablamos un rato largo, de todo un poco, de nada importante. Ella me cuenta cómo es su vida allá y yo le cuento cómo nos va yendo acá. Cada día sentimos nuestro reencuentro más cerca aunque aún se siente lejano. Ángela está preocupada por el bebé, pero yo trato de tranquilizarla especulando con teorías como las que les conté hace un rato. Lavé la ropa del bebé, organicé un poco la casa de cosas que Pipe desordenó ayer después de que Doris se fue y traté de dormir un poco pero no pude. Por momentos me dan ráfagas de ansiedad y el sueño se va. A las cinco en punto llegué por el pequeño Felipe y su profesora me contó que no había dormido mucho en el jardín tampoco. Se le veía incómodo, cansado, pero muy despierto. Apenas llegamos a la casa le calenté la cena y se la di. Apresuré todo el ritual para acostarlo porque el cansancio ya se le estaba volviendo incomodidad y yo sabía que debía descansar sí o sí. A las seis y media lo acosté con su tetero y lo acompañé un rato largo, aprovechando que todavía estaba temprano. Pero el sueño lo venció rápido.

Yo también estoy cansado, me siento descompensado y espero que mañana el día sea más sereno, que Felipe se levante sonriente y descansado, que sus días vuelvan a ser pacíficos y que renueve la tranquilidad con respecto de la ausencia de Ángela. Ahora tengo la sensación de que el tiempo está pasando más rápido. Que en un abrir y cerrar de ojos nos estaremos viendo de nuevo y que este diario habrá cumplido el propósito de habernos acompañado reflejando explícita e implícitamente lo que estamos viviendo el pequeño Felipe y yo juntos en este tiempo.

Bueno, quizás la coherencia me empiece a abandonar. Ya vamos llegando a la media noche y estoy pasmado. Solo me queda desearles buena noche a los aún están despiertos y buenos días a los que me lean mañana. Gracias por leerme. Descansen. El cuerpo lo pide.


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